¿Quién pone los límites?
Javier creo Cascos Verdes, que forma personas con discapacidad intelectual en temas de medio ambiente para que capaciten al resto de la sociedad
El Proyecto
Cascos Verdes abarca dos problemáticas: la falta de inclusión de personas con discapacidad intelectual y la poca conciencia social en torno al cuidado del medio ambiente. La primera pregunta que surge es cuál es el punto de encuentro que existe entre ambos. Javier Ureta, fundador de Cascos Verdes, lo explica muy claramente. Por un lado, señala que “la falta de inclusión de las personas con discapacidad intelectual podría disminuir ante la oportunidad de generar un programa de educación ambiental”, al mismo tiempo que “la educación ambiental podría ser mejor recibida si es promovida por personas con discapacidad intelectual”.
Las personas con discapacidad tienen la oportunidad de estudiar en la Universidad. Y, por primera vez, la sociedad escucha y aprende lo que las personas con discapacidad tienen para enseñar.
Poniendo en valor esta coyuntura, el proyecto propone un juego de suma positiva donde todos los involucrados ganan. ¿Cómo lo logra? A partir de tres programas consecutivos de trabajo:
Crear Conciencia es el primer paso. Consiste en que chicos con discapacidad intelectual estudien en la universidad y se formen como Educadores Ambientales. Ellos asisten a diferentes universidades con las cuales la ONG tiene convenios y estudian durante 2 años. La etapa siguiente se denomina Ambiente para Todos, en la que los educadores ambientales recibidos comienzan su inclusión laboral: van a escuelas a capacitar a alumnos y docentes sobre técnicas de cuidado ambiental. Por último, el proyecto propone la Sociedad Inclusiva, en la cual los jóvenes educadores participan proactivamente en campañas de Concientización Ambiental desarrolladas para empelados y directivos de empresas: capitalizan la experiencia adquirida durante los 3 años anteriores y se acercan al mercado laboral abierto.
De esta forma, Cascos Verdes brinda oportunidades únicas a jóvenes con discapacidad intelectual: acceden a un espacio universitario, comparten sus conocimientos con otros asumiendo un rol social distintivo como es el de educar, y reciben la confianza y seguridad que necesitan para ser parte de la sociedad laboral formal. Pero hay otro público al que apunta Cascos Verdes, y se trata del resto de la sociedad. El gran cambio está en manos de todos los que pueden sorprenderse y transformar sus prejuicios y expectativas respecto de las personas con discapacidad: Cascos Verdes los coloca en el lugar de enseñar contenidos y de enseñar lo que mejor saben hacer, contagiar cariño.
Cómo nace
Javier comenzó Cascos Verdes hace 6 años, cuando tenía 24. La idea nació cuando volvió de Brasil por estudios universitarios, a partir de una conversación con su madre en la que describió lo bien que le hacía compartir su tiempo con personas con discapacidad, ya que ellos le enseñaban las cosas simples e importantes de la vida. En ese momento su madre le sugirió desarrollar alguna actividad que para él fuera significativa y le permitiera involucrarse más en esa materia.
A lo largo de estos 6 últimos años, Javier continuó capacitándose en el tema ambiental, a medida que ampliaba sus conocimientos trabajando en diversas empresas y organizaciones. Simultáneamente, impulsaba el desarrollo de Cascos Verdes, motivado por su propio crecimiento.
El paso siguiente de Javier fue comenzar a trabajar en la capacitación de personas con discapacidad, conjuntamente con organizaciones y universidades. Al poco tiempo se sorprendió tras descubrir con cuánta facilidad ellos asimilaban los conocimientos, por lo que el proyecto se tornó más ambicioso y Javier comenzó a trabajar sobre la idea de que los jóvenes ocuparan también el rol de educadores. “Mi imaginación había trascendido el objetivo de la mera capacitación, para llevarlos a ellos a una instancia de capacitadores”, explica con gran entusiasmo. Y en ese proceso mental donde ningún sueño parece inalcanzable, Javier imaginó: “Una clase escolar convencional, con las cualidades propias de los alumnos adolescentes y un grupo de jóvenes con discapacidad ingresando a dar una charla sobre cuidado ambiental”.
Quién es
Javier cambió su modo de ver ciertas cosas de la vida gracias a su relación con personas con discapacidad intelectual: “En ninguna universidad del mundo te lo enseñan, y ellos me enseñaron que lo más importante es cómo trato a mi familia, a mis seres queridos, qué calidad de tiempo les dedico”. Entonces se le cruzó el desafío: personas con discapacidad, que capacitan a la sociedad.
Su gran meta es brindar un espacio de desarrollo para las personas con discapacidad, pero haciendo que ellos ofrezcan un servicio que sea de valor para la sociedad. “Cascos Verdes dejará de tener sentido si la sociedad deja de reclamar y pagar por los talleres que dan los chicos”:
Durante esos talleres, Javier nota cómo las personas empiezan un cambio de mirada: las expectativas se ven superadas y las personas con discapacidad pasan a ser recibidas en la sociedad por lo que valen, por lo que pueden, por lo que enseñan.
Su huella
“Imaginé una clase escolar convencional, con las cualidades propias de los alumnos adolescentes y un grupo de jóvenes con discapacidad ingresando a dar a una charla sobre cuidado ambiental”.
Hay más de 140 jóvenes con discapacidad intelectual que participan del programa, con un alcance que ha superado las 15.000 personas concientizadas en materia ambiental.
Entre otros importantes logros, por primera vez las personas con discapacidad intelectual en la Argentina tienen la oportunidad de ingresar a un programa de estudios que se desarrolla en un ámbito universitario.
Al mismo tiempo, Cascos Verdes ha obtenido importantes distinciones y reconocimientos por su labor, a punto tal de haber sido declarada Organización de interés social de parte de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y del Senado de la Nación. Entre los premios recibidos pueden destacarse el de “Environmental Awareness Project” en el 2008, donde la Foundation Enterprise Aistom eligió su trabajo entre más de 350 proyectos presentados desde todo el mundo y también el de “Economic Development”, entregado por la misma organización en el 2011.
Cascos Verdes transforma la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, al mismo tiempo que el resto de la sociedad recibe la maravillosa oportunidad de aprender algo valioso sobre el medio ambiente y de parte de personas que, al ser consideradas menos capaces, eran profesionalmente excluidas.
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