Felipe fundó Huerta Niño con el propósito de mejorar la nutrición, la salud y la educación de los niños argentinos que más lo necesitan. Para lograrlo, crea huertas en escuelas rurales junto a la comunidad. Las huertas son autosustentables y abastecen de vegetales y hortalizas al comedor escolar y a las familias, enriqueciendo la dieta y favoreciendo el desarrollo de los niños.
Los niños actúan como viralizadores de las nuevas prácticas de cultivo y alimentación fomentando cambios en sus familias, que se reencuentran con saberes ancestrales, cultivos típicos de la región e incorporan nociones de alimentación saludable. Estiman que 1 de cada 3 familias replica la huerta en su casa.
Ya hay 421 huertas activas en todo el país, que benefician en forma directa a 35.000 niños. El proyecto se lleva a cabo con 100 voluntarios permanentes y 1350 voluntarios más en intervenciones específicas. Para comenzar, las escuelas reciben materiales, capacitación y acompañamiento sostenido que les permite poner en funcionamiento la huerta orgánica y transformar definitivamente sus hábitos alimentarios y perder el miedo a sentir hambre.
“Imagino un futuro en que todas las escuelas rurales que deseen tener un proyecto de huerta puedan lograrlo, y ofrecer a sus niños la herramienta más importante: una sólida nutrición para desarrollarse en todo su potencial.”